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ENTRE LINEAS

Recursos Inhumanos (5)

Recursos Inhumanos (5)

Veramundo no había intervenido activamente en la selección de un comercial para Santander, Cantabria como se denomina ahora. Bueno, en lo único que no había participado era en la entrevista personal con los candidatos. En todo lo demás, la inserción de la oferta, selección de los currículos y primera conversación telefónica con los aspirantes, si. El trabajo oscuro, el de la cocina había sido suyo. Pero también le gustaba servir los platos cocinados sobre todo si era para calmar el hambre de trabajo que asolaba el País. Hacer de “rey mago” era lo que más le gustaba de su oficio. Además un viaje a Santander en Primavera y darse una buena comilona de productos del mar en el restaurante Río Sardinero de cara al Cantábrico, era otro de los placeres que le habían hurtado. Una maldita vista en el Juzgado era la culpable y sus señorías gozaban de preferencia absoluta.

 

Así que las entrevistas las hizo el responsable del departamento comercial y el delegado de la zona norte de España. Eso si, las instrucciones de Veramundo habían sido muy claras. Esta vez tocaba contratar a un hombre que con tanta contratación de mujeres se le estaba yendo al garete el “plan de igualdad”. Y no sólo el “plan de igualdad”, les dijo, sino que dada la tendencia a la procreación de las treintañeras cuando encontraban un trabajo estable y que siempre había un galeno que al menor estornudo de la preñada estaba presto a cursar la baja médica por “riesgo durante el embarazo”, la actividad comercial sería prácticamente nula en un año yendo bien. No obstante les preparó nueve currículos. Ocho hombres y una mujer, concesión que le hizo al responsable del departamento comercial que dijo tenía un buen perfil. “Como no sea el de la foto” pensó Veramundo “y que para sus veintiocho años parece que está buenísima, no le veo yo otro perfil”. Pero bueno, cedió no sin antes volver a soltar la monserga de que era un hombre lo que había que asalariar.

 

Le dieron innumerables justificaciones del  porque no le hicieron ni caso. Que si el perfil (¡otra vez el perfil!) que si se le veía muy preparada (¡¿Pero para qué?!) que si los otros candidatos exigían mucho (¡¿Y la chica no?! ¡Que ilusos!) que si la experiencia (¡¿con veintiocho años?!) que si tenía muy buena presencia (¡mira eso no lo dudo!) No había marcha atrás, la preferida de los dos entrevistadores “treintañeros hormonados” era, sin lugar a dudas, la chica  ¡¡Joder!! ¡Mira que lo tenía dicho!¡Y ni puto caso!

 

Pero aún le quedaba a Veramundo una última carta que jugar. La de llamar a la elegida comunicándola que era ella la seleccionada y que sería un placer contar con su persona en la Empresa. Sonrió maliciosamente pensando en que no lo haría y les diría a los ya “exjefes” de la escogida. “Debía ser muy buena profesional porque otra empresa nos la ha robado. Lo siento de veras ¿Llamamos al segundo de la lista?”

 

Aprendemos de la experiencia que los hombres nunca aprenden nada de la experiencia (George Bernard Shaw)

2 comentarios

Para Abril, dándome una puñalada trapera a mi encanto personal -

El primer paso hacia la Filosofía es la incredulidad (Diderot) querida amiga (esto es mío :))

Abril -

Yo lo que quiero es conocer a Veramundo, me encanta su filosofía!!

Besos... para ÉL